La
mano es mágica y funcional, cuando éramos niños, utilizábamos las manos para
explorar el mundo. Nuestras manos, pueden expresar nuestro estado de ánimo en
cada gesto. Con las manos podemos acariciar, tocar, sentir, expresar, golpear, llevar, sostener, proteger, acusar, decir, mantener y muchísimo mas...
Si
contemplamos la palma de nuestras manos, veremos las líneas que dibujan un mapa
de nuestra conciencia y salud.
Los
yoguis, hicieron mapas de las manos y de los impulsos reflejos relacionados con
ellas, cada área de la mano tiene reflejos hacia cierta parte del cuerpo y del
cerebro y representa las emociones y comportamientos.
Tanto
el cuerpo como la mente responden a un cruzamiento, doblamiento o estiramiento
de nuestros dedos. La mano es como un teclado de computadora con el que podemos
dirigir nuestro cuerpo-mente.
Podemos
dar mensajes claros a nuestro cuerpo a través de los Mudras, que son posiciones
de los dedos de las manos.
Los
Mudras son los gestos con las manos que abren o cierran los canales energéticos
por lo que acompañaban los ejercicios diarios de los monjes budistas pero luego
se han despegado de los ejercicios para transformarse en una forma muy efectiva
para equilibrar las energías en cualquier momento del día.
La
práctica de mudras, gestos sagrados que se hacen con las manos, permiten
experimentar los beneficios del yoga en todo momento.
¿Qué quiere decir “mudra”?.
Mudra proviene del sánscrito y quiere decir
“sello”, pero al descomponerlo, se encuentra un significado más interesante: la
palabra “mud”, alegría, y “ra”, “poner en marcha”, o sea, a través de estos
movimientos, lo que se busca es encender el mecanismo de la alegría.
La
práctica de mudras, gestos sagrados que se realizan con las manos, te permite
experimentar los archiconocidos beneficios del yoga en todo momento y en todo
lugar.
Las
manos hablan, qué duda cabe. Si ponemos el pulgar para arriba y los demás dedos
juntos replegados sobre la palma, queremos expresar aliento, aprobación, ánimo.
Pero si ese mismo gesto lo hacemos con la mano derecha con la palma izquierda
como base y lo acompañamos con una respiración profunda y pausada mientras nos
concentramos en la calma de la mente, entonces se convierte en el mudra
Shivalinga, que en yoga se utiliza para reponer fuerzas.
La
suiza Gertrud Hirschi, autora de Mudras, el poder del yoga en tus manos,
investigó el sentido y los efectos que éstos ejercen en la salud física,
emocional y espiritual de las personas.
Tanto
ella como muchos expertos en la materia aseguran que todos podemos aprender a
hacerlos y a utilizarlos para solucionar malestares y problemas crónicos, aun
quienes deben permanecer en cama o quienes apenas disponen de quince minutos al
día para consagrar a su bienestar.
En
un principio, los mudras acompañaban la meditación, como un ejercicio para
ayudar a la mente a entrar en un estado de calma y bienestar, necesario para
una experiencia de trance beneficiosa.
Posteriormente,
se descubrió que, gracias a la suave estimulación de los dedos que se logra con
estos movimientos, también se reciben poderosas acciones terapéuticas sobre el
cuerpo y el espíritu.
Originalmente,
existían nueve mudras, llamados "los mudras de Buda", destinados a
escalonar el proceso meditativo.
Actualmente, por la influencia de los
bailarines hinduistas, de los yoguis y también del budismo que se practica en
Japón, se realizan muchísimas más formas -¡más de cincuenta!-, a las que se les
reconocen distintos efectos.
Cómo,
cuándo, dónde. Al hacer los mudras, los dedos actúan como si fueran antenas a
través de las cuales se atrae la energía necesaria para llevar adelante la
vida, apaciguar el cuerpo y el espíritu, e incluso para resolver problemas
orgánicos puntuales.
Sus
efectos están relacionados con la estimulación que ejercen los movimientos de
los dedos sobre las zonas reflejas de las manos, las cuales tienen
correspondencia en los distintos órganos del cuerpo.
Los
cambios pueden ser inmediatos o aparecer después de un tiempo. Durante su
ejercicio, se experimenta una sensación de calor, los malestares se atenúan y
la respiración se calma, el estado de espíritu resulta más claro.
Pero
también puede ocurrir que, al comenzar, se sienta todo lo contrario: desde
fatiga hasta temblores.
No inquietarse: al cabo de unos instantes, surge el
esperado bienestar.
Esta
especie de yoga de las manos se realiza con movimientos suaves y precisos, tan
fáciles de practicar que no requieren un lugar especial ni vestimentas
determinadas para poder hacerlos, ¡ni prender sahumerios! Por supuesto, resulta
mucho más efectivo adoptar la clásica postura de meditación, conocida como
"posición de loto", y contar con un entorno tranquilo y sin
interrupciones. Pero ésta no es una condición imprescindible. También, si uno
es capaz de lograr rápidamente un estado de serenidad Independientemente del
contexto en que se encuentre, puede aprovechar desde la cola del banco hasta la
sala de espera del dentista o incluso un embotellamiento de tránsito para poder
hacerlos.
El único requisito necesario es que sean practicados con regularidad,
preferiblemente: uno a tres mudras por vez, de tres a cinco minutos cada uno,
de una a tres veces por día, durante tres semanas.
La
constancia es lo que permite que se puedan lograr los efectos, y sólo así es
posible notar cuáles son los cambios que se producen.
Para
que los efectos de los mudras sean más poderosos, Hirschi recomienda acompañarlos
de técnicas de respiración, de visualizaciones y de afirmaciones.
De
la respiración depende que el mudra ejerza una acción tranquilizante o
reanimadora. Se comienza por realizar varias veces una exhalación profunda por
la nariz para expulsar, además del dióxido de carbono, la energía gastada de la
materia sutil. Luego, inhalar por la nariz también lenta y profundamente.
Prolongar durante unos segundos las pequeñas pausas que se producen entre
inhalación y exhalación para regenerar las fuerzas interiores.
Las
visualizaciones de imágenes placenteras, como un paisaje relajante y apacible,
ayudan a desarrollar serenidad. Es preciso tener fe en el poder de esas
imágenes para cambiar la propia apreciación de las circunstancias de la vida.
Las
afirmaciones son frases claras sobre deseos y necesidades que ayudan a
encontrar un nuevo ordenamiento en la vida. Es útil acompañar cada mudra con
una frase afirmativa sobre el efecto que se desea lograr, para ejercitar el
autoconvencimiento de que la mejora es posible.
La
práctica de mudras, gestos sagrados que se realizan con las manos, te permite
experimentar los archiconocidos beneficios del yoga en todo momento y en todo
lugar.
Mudra
de la armonia (Gian o Chin Mudra)
Para:
desarrollar la calma, meditar.
Cómo:
unir el dedo pulgar con el dedo índice en ambas manos y estirar el resto de los
dedos con las palmas de las manos completamente abiertas.
Efecto:
la sola unión de los dedos índice y pulgar hace que se cierre un circuito de
energía que favorece la relajación y el ingreso en un estado de perfecta
armonía.
Mudra
del cielo (Shunya Mudra)
Para:
obtener claridad mental y sabiduría, curar problemas de oído y audición.
Cómo:
unir el pulgar con el dedo medio de ambas manos y dejar extendidos el resto de
los dedos. Conecta con la sabiduría universal, con la propia voz interior o
intuición.
Efecto:
apertura de la conciencia.
Mudra
del loto (Padme Mudra)
Para:
sentir pureza en el corazón.
Cómo:
ambas manos se juntan a la altura del pecho y se tocan sólo por su parte
inferior y por las yemas de los dedos, en una figura que simboliza el capullo
de la flor del loto. Luego, se deben abrir las manos lentamente sin separar los
dedos meñiques de los pulgares. Mientras, se realiza una respiración profunda
en cuatro tiempos. Volver a la posición inicial.
Efecto:
elimina el desánimo y la sensación de ser incomprendida.
Mudra
de la Tierra (Prithvi Mudra)
Para:
eliminar el agotamiento, mejorar la temperatura corporal, estimular el hígado y
el estómago.
Cómo:
se une el dedo pulgar con el anular en ambas manos, mientras el resto de los
dedos permanecen extendidos.
Efecto:
relajante y revitalizador.
Mudra
de la paz (Ushas Mudra)
Para:
aliviar el estrés.
Cómo:
entrecruzar los dedos con las palmas de las manos hacia arriba, de manera tal
que el pulgar derecho quede sobre el izquierdo y lo presione ligeramente.
Colocar ambas manos en esa posición a la altura del estómago con los antebrazos
alineados horizontalmente. En cambio, los hombres deben cruzar los dedos de
manera tal que el pulgar derecho quede sobre el izquierdo, mientras que las
mujeres deben cruzar los dedos de tal manera que el pulgar izquierdo quede
sobre el derecho.Efecto:
regula la glándula tiroides, que interviene en nuestra noción del tiempo, y nos
ayuda a liberar tensiones
Mudra
del vacío (Dyani Mudra)
Para:
reciclar los pensamientos, meditar.
Cómo:
se colocan juntos los dedos de ambas manos, derecha e izquierda, y se doblan
suavemente para formar una curva como si estuviesen envolviendo una pelota. En
esa posición, se pone la mano derecha encima de la izquierda y se unen los dos
pulgares que apuntan hacia arriba, y una vez armada la figura, se apoyan los
bordes de las manos sobre el abdomen a la altura del ombligo.
Efecto:
limpia la mente de las ideas obsesivas y el diálogo interno.
Mudra
del amor (Atmanjali Mudra)
Para:
sentir bienestar y plenitud.
Cómo:
las manos se ponen una contra la otra, poner la palma derecha sobre la
izquierda y sostener las manos a la altura del corazón, sintiendo los costados
de los dedos en contacto los unos con los otros.
Efecto:
activa todos los meridianos que circulan al nivel de los dedos, estimula los
sentidos, especialmente el del tacto. En relación con los otros, se realiza
como señal de respeto y amor.
FUENTE: Por Daniela Chueke-Fotos de Mariana Roveda
- MAS SOBRE NUESTRAS MANOS... ¿Realmente
crujirse los dedos da artritis?
Hay
quienes se sacan las yucas, conejos o tabas estirándose la punta de cada dedo
hasta que crujen. Otros se truenan o suenan los nudillos doblándose los dedos
hacia atrás y haciendo que todos crujan juntos.
Con
cualquier método, el sonido se produce de la misma manera: el espacio entre las
articulaciones se agranda y hace que los gases disueltos en el líquido sinovial
-que baña a la articulación- formen burbujas microscópicas. Esas burbujas se
unen para formar unas más grandes que se estallan cuando entra más fluido en el
espacio abierto.
Una
vez los nudillos crujen, no se puede repetir hasta que pasen unos 15 minutos.
Eso le da a la articulación tiempo de volver a su tamaño normal y de que más
gases se disuelvan en el líquido.
Para
algunos es un hábito nervioso; para otros, una sensación que trae alivio. Según
la investigación que se lea, entre el 25% (1) y el 54% (2) de la gente lo hace;
y los hombres, más que las mujeres (3).
Si
usted es de los que tiene la costumbre de hacerlo a pesar de las muecas de
dolor de quienes están a su alrededor, probablemente le habrán dicho que
crujirse los dedos causa artritis.
Si
se aborda desde el punto de vista de la ingeniería, hacer crujir los dedos repetidamente
durante muchas décadas podría -en teoría- dañar el cartílago que cubre a la
articulación.
Se
han hecho comparaciones con el desgaste mecánico que se acumula a lo largo del
tiempo en los propulsores de los barcos, pero la evidencia de que lo mismo le
pase a las manos de la gente no es sólida. (4)
Consecuencia,
no causa ARTRITIS.
De
hecho, se han hecho muy pocos estudios sobre el tema. La
edad, herencia y el trabajo duro con las manos son las causas establecidas de
la artritis.
Quizás
uno de los más conocidos es la investigación que se ganó el Ig Nobel en 2009
(premios alternativos a trabajos científicos poco convencionales).
Durante
más de 60 años, un doctor de California, Estados Unidos, llamado Donald Unger
se tronó los dedos de su mano izquierda al menos dos veces al día, pero nunca
los de la derecha. ¿Su conclusión? "Examino mis dedos y no hay ni un
rastro de artritis en ninguna mano". (5)
Hay
otros estudios un poco más formales.
En
1975 le preguntaron a los 28 residentes de un ancianato judío en Los Ángeles,
California, si se habían sacado las yucas/conejos/tabas habitualmente.
Quienes
lo hacían tenían menos probabilidades de sufrir de osteoartritis en sus manos.
(6)
En
un estudio más amplio llevado a cabo en Detroit, EE.UU., los investigadores
examinaron las manos de 300 personas de más de 45 años de edad.
Los
que habían tenido el hábito de hacer crujir sus dedos parecían tener un agarre
menos fuerte y 84% de ellos mostraban hinchazones en sus manos.
Los
autores recomendaron disuadir a quienes gustan de sacarse las yucas. Sin
embargo, me pregunto si lo hacen precisamente porque sentían molestias en sus
manos. ¿Podría ser que el hábito, en vez de ser la causa de problemas, es una
indicación de que hay una predisposición a tenerlos más tarde?
Vale
la pena anotar que ante la pregunta crucial de si los que se suenan los dedos
sufren más de osteoartritis, la respuesta fue 'no'.
Problema
para los demás
Un
estudio más reciente, publicado en 2011, es más completo, pues no sólo revisa
si la gente se truena los dedos sino también cuántas veces lo hace.
Tronándose los dedos...Si
quiere hacerlo, hágalo, pero tenga en cuenta que irritará a varios que están
cerca.
Es
de suponer que hacerlo cada 15 minutos tiene un efecto distinto a hacerlo una
vez al día. Pero nuevamente, ni eso ni el sonarse los nudillos mucho o jamás
hacen ninguna diferencia respecto a la osteoartritis. (7)
Entonces,
¿de dónde viene la idea de que hay una relación entre crujir los dedos y
artritis?
Es
cierto que las articulaciones de la gente que sufre de artritis a veces crujen
pues el cartílago está dañado. No obstante, es inusual que ese sea el primer
síntoma: es, más bien, una consecuencia que una causa del daño.
Los
factores de riesgo de la artritis ya establecidos son la edad, historia de la
condición en la familia y accidentes previos o una vida entera de usar las
manos en labores pesadas. (8)
Pero,
¿puede ser perjudicial en otro sentido? Hay informes aislados de accidentes
auto-infligidos por sacarse las yucas, como lesiones en los pulgares o
esguinces en los ligamentos de los dedos, pero son pocos. (9)
Así
que si le gusta hacer sonar sus dedos, ¡adelante! sólo tenga en cuenta las
conclusiones de los doctores que hicieron el estudio en el ancianato de Los
Ángeles: "La principal consecuencia mórbida de crujirse los dedos parece
ser el efecto irritante que tiene en quien lo observa".
¿Por qué crujen los nudillos?
Seguro que muchos de ustedes, si
no la mayoría, han hecho crujir sus nudillos más de una vez. Hay personas cuyas
manos casi podrían hacerse pasar por maracas. En mi caso, es algo que casi
nunca me ha salido (al igual que silbar, no puedo hacerlo si no es aspirando
hacia dentro), pero bueno ya quisiera yo que todas las frustraciones de mi vida
se resumieran en eso y en no poder ver el Ojo Mágico.
Para comprender un poco por qué
ocurre, primero, un poco de anatomía.
Las articulaciones de los dedos
van a ser de dos tipos:
-En forma de bisagra
(trocleartrosis), sólo pueden realizar dos movimientos, extensión y flexión.
Este tipo de articulación se encuentra en la zona media y distal de los dedos.
En el dibujo de abajo, coloreado en rojo.
-Una superficie cóncava sobre
otra convexa (cóndiloartrosis), permite la extensión, flexión, separación,
aproximación y circunducción (es un movimiento circular con un rango de
movimiento similar a un cono). Se encuentra en la zona más proximal de los
dedos y son los que popularmente se denominan nudillos. En el dibujo de abajo,
en verde.
Mano ¿Por qué crujen los
nudillos?
Si quieren pueden hacer la
prueba, sólo pueden flexionar y extender las dos articulaciones distales de los
dedos (en el pulgar sólo hay una) mientras que tienen mucha más libertad de
movimientos con la articulación del dedo más próxima a la mano.
sinovial ¿Por qué crujen los
nudillos?
Todas estas articulaciones van a
estar rodeadas de una cápsula sinovial. Dentro de esta cápsula hay un líquido
con cierta cantidad de gases (CO2, N2 y O2) cuya principal función es la de
lubricar las articulaciones. Si no tuviéramos este líquido, el roce entre los
huesos terminaría desgastándolos al poco tiempo, pero gracias al líquido
sinovial, se evita que haya un contacto directo entre ellos y se puedan mover
las articulaciones sin problemas. Además de esta cápsula, también se encuentran
músculos, tendones y ligamentos.
Cuando alguien quiere hacer
crujir sus nudillos (aunque también hay personas que pueden hacer crujir todas
las articulaciones de los dedos), tiene tres maniobras básicas donde elegir:
-1. Entrelazar los dedos de
ambas manos y estirar los dedos hacia atrás lo máximo posible. Esta maniobra la
habrán visto seguro todos por el cine o en la televisión, es la que suelen utilizar
los pianistas justo antes de ponerse a tocar. En la realidad es algo que no
suelen hacer casi nunca, pero bueno, ya sabemos todos la cantidad de tópicos
que existen en la pequeña y gran pantalla.
-2. Presionar con una mano los
dedos de la otra, apretándolos hacia el interior de la mano. Esta maniobra
también es muy famosa. Tanto en la televisión, como en la realidad, que alguien
realice esta acción significa que está dispuesto o se dispone a entrar en una
pelea y está preparando los puños (no vaya a ser que le dé un tirón al pobre).
-3. Coger uno de los dedos y
separarlo poco a poco de la mano. Es la menos utilizada y también la que más
repelús da, todo sea dicho.
Después de hacer cualquiera de
estas maniobras lo que ocurre es que el espacio entre los huesos de una misma
articulación, aumenta y, por tanto, también aumenta el volumen de la cápsula
sinovial. Como he comentado anteriormente, la cápsula sinovial contiene en su
interior el líquido sinovial y gases disueltos. Al aumentar el volumen de la cápsula,
se crea una zona de baja presión que provoca que los gases salgan del líquido
sinovial en forma de burbujas. A este proceso se le llama Cavitación. El
esquema del proceso sería el siguiente:
Disolucion ¿Por qué crujen los
nudillos?
Para que se hagan una idea, es
una cosa similar a lo que ocurre al destapar una botella de Coca Cola. Cuando
la abren, la presión dentro de la botella disminuye y los gases disueltos
dentro de la bebida salen de ella.
Cuando las articulaciones
vuelven a su posición inicial, estas burbujas estallan y son las que producen
ese sonido de crujido tan característico. Aunque también pueden participar en
este sonido, pero en menor medida, los ligamentos y los tendones de alrededor.
Una vez que las burbujas han
estallado, no podrán volver a hacer crujir los nudillos hasta que pase un
intervalo de tiempo entre 15 y 30 minutos. Ya que es el tiempo necesario para
que los gases vuelven a disolverse completamente en el líquido sinovial.
Cualquier intento antes del tiempo necesario lo único que logrará será un
sonido mucho más débil o directamente ningún sonido. Ustedes que pueden, hagan
la prueba.
Quizás ahora se estén
preguntando si hacer esto a menudo puede ser sano o, por el contrario, puede
dar problemas en las articulaciones en un futuro, como la artrosis. La verdad
es que es algo que aún no se tiene muy claro. De los pocos estudios que se han
hecho, unos afirman que puede hacerse esta práctica sin ningún problema
mientras que otros afirman que pueden dañar los tejidos de alrededor de la
articulación, provocando una hinchazón y un debilitamiento en la capacidad de
agarre de la mano. Mi consejo es que sean prudentes y si lo hacen, que no sea
muy a menudo.
Actualización: En el 2009 el Ig
Nobel de Medicina fue para un estudio en el que una persona, Donald L. Unger,
había estado 60 años crujiendo los nudillos de una sola mano sin consecuencias
perjudiciales. Como bien dicen, es un caso puntual y no es conveniente
generalizar, pero este resultado apoya a otros estudios más serios que afirman
que crujir los nudillos no tiene, a largo plazo, algún peligro para la salud de
las articulaciones.
El crujido en las articulaciones
es patológico cuando se produce con el normal movimiento de éstas y va
acompañado de dolor, lo que podría indicar una artrosis o una artritis.