06 enero 2013

YOGA Y FIBROMIALGIA

YOGA Y FIBROMIALGIA
Definimos la enfermedad
La palabra fibromialgia viene del latín y el griego: fibra (tejido conjuntivo), mio (músculo) y algia (dolor). Es un dolor en los músculos y del tejido fibroso (ligamentos, tendones, cartílagos…). Se trata de una afección reumática y se caracteriza por un dolor persistente a nivel músculo-esquelético generalizado en todo el cuerpo, fatiga extrema, rigidez en los músculos y tendones, dificultad para dormir, dolor de cabeza, problemas de pensamiento y memoria (lagunas  mentales), que suelen impedir el funcionamiento rutinario de la persona.
Este dolor es difuso y con frecuencia los síntomas varían según la hora del día, el nivel de actividad, los cambios climáticos, las fluctuaciones hormonales, el estrés, la ansiedad, etc.
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En unas ocasiones, el dolor empieza de forma generalizada, en otras en una parte concreta del cuerpo, cuello, codo, omóplatos, rodilla, etc. Las personas que lo padecen localizan el dolor en el esqueleto y músculos, y suelen decir: “Me duele todo el cuerpo”.
La fibromialgia puede ocasionar rigidez, sobre todo, al levantarse, sensación de hinchazón en manos y pies, gran cansancio durante el día y mala calidad del sueño durante la noche (que es ligero e inestable y a veces con pesadillas).
Ante esta sensación de rigidez, los enfermos suelen tener mala tolerancia al esfuerzo físico, tendiendo a volverse más sedentarios, esto hace que la masa muscular se empobrezca y, cada vez que se mueven, les duela más (círculo vicioso).

La fibromialgia es una enfermedad que, a nivel social y familiar, no está muy reconocida, esto provoca en el enfermo un sentimiento de aislamiento e incomprensión, lo que puede derivar a cuadros depresivos.
Los fármacos tienen una eficacia parcial, ya que la sensación del dolor viene de nuestra parte mental y, sin embargo, se suele prescribir analgésicos. Por ello es aconsejable una vida sana, en contacto con la naturaleza, hacer ejercicio (nadar, caminar, ir en bicicleta, practicar yoga, tai-chi), meditación y una dieta equilibrada y sana para llevar mejor dicha enfermedad.
Tratamiento multidisciplinar La fibromialgia necesita un abordaje multidisciplinar que va más allá de la medicación. La persona afectada necesita un apoyo de psicoterapia que le ayude a conocer su enfermedad, su cuerpo y sus respuestas al dolor y al cansancio, el manejo de sus emociones y a reorganizar su día a día en función de lo que pueda hacer.
La acupuntura también es muy útil para mejorar la sintomatología y la calidad de vida del paciente, ya que, curiosamente, los puntos dolorosos en fibromialgia coinciden con puntos energéticos de la medicina tradicional china.
La fisioterapia, desde la regulación de las actividades diarias, desde la reeducación postural y de la respiración, y desde indicaciones de determinados ejercicios, ayuda a recuperar la movilidad de estos pacientes. Las técnicas psicofísicas, como la sofrología y el yoga, han demostrado ser eficaces para poder reconocer la tensión que hay en cada zona dolorosa y ayudar a relajarla.

Aunque las causas aún no han sido bien aclaradas, se piensa que puede estar causada o agravada por estrés físico o mental, traumatismo físico, exposición excesiva a humedad o frío, sueño deficiente o padecer una enfermedad reumática.

Muchos de los casos, empiezan después de hechos puntuales, como infecciones víricas o bacterianas, accidentes de automóvil, separación matrimonial, problemas con los hijos, etc. En ocasiones aparece después de tener enfermedades que debilitan el organismo tales como artritis reumatoide, lupus, aunque todo esto no parece que sea la causa, sino que despierta una anomalía oculta en la regulación de la capacidad de respuesta a determinados estimulos dolorosos. La ansiedad y la depresión no parece que sean la causa de la fibromialgia sino que se producen como reacción al malestar continuado que provoca la enfermedad.
La fibromialgia ocasiona dolor músculo-esquelético generalizado, debilitamiento intenso (adinamia) y hasta incapacitante (astenia); trastornos del sueño, alteraciones del ritmo intestinal, rigidez en las extremidades superiores o inferiores, y muy frecuentemente episodios depresivos acompañados de crisis de ansiedad.
Los sitios frecuentes en los cuales se presenta la fibromialgia incluyen la región lumbar (espalda baja), cuello, tórax y muslos. La alteración de los músculos se refiere a un calambre doloroso y localizado que en ocasiones se asocia con otros problemas (embarazo, por ejemplo). En algunos casos se observa espasmo muscular localizado.
Los trastornos del sueño son muy frecuentes en pacientes con dicha patología. Estos trastornos consisten básicamente en abundantes pesadillas, sueño no reparador que puede ser el causante de un trastorno conocido como hipersomnia diurna, y gran cantidad de descargas dolorosas en los músculos durante el sueño.
Otros síntomas adicionales pueden incluir incontinencia urinaria, dolor de cabeza, migrañas, movimientos periódicos anormales de las extremidades (movimientos paroxísticos), en especial de las piernas (síndrome de pierna de gatillo), dificultad de concentración y dificultad para recordar cosas (mala memoria); también es frecuente un aumento de la sensibilidad táctil, escozor generalizado, resequedad de ojos y boca, zumbidos y campanilleos en los oídos (acúfenos), alteraciones de la visión (fosfenos) y algunos síntomas neurológicos de incoordinación motora. Se ha asociado a la Enfermedad de Raynaud como una manifestación clínica de rara presentación durante el curso de esta enfermedad.
Aceptar importantes limitaciones es difícil, sobre todo en los inicios de la enfermedad, y muchos enfermos/as tardan en aceptarlo, empeñándose en realizar tareas de la misma forma que antes de su enfermedad; esto es un error que lleva a empeorar cada vez más su salud, lo cierto es que algunas tareas tendrán que dejar de realizarse, mientras que otras habrán que llevarse a cabo de una manera adaptada y menos perjudicial para su salud, si quieren mejorar de su sintomatología.


Existen 18 puntos sensibles (tender points).
Para diagnosticar la fibromialgia, el médico debe valorar la historia clínica del enfermo, así como los síntomas y la existencia de los denominados "Tender Points", que no es lo mismo que los Puntos Gatillo o "Trigger Points" del síndrome miofascial; existen un total de 18 puntos. Se considera que puede haber una fibromialgia cuando al aplicar una presión de cuatro kilogramos sobre dichos puntos, el paciente reporta dolor en 11 o más de ellos. Esta técnica fue desarrollada por el American College of Rheumatology.
Estos puntos se encuentran repartidos por todo el cuerpo: rodillas, hombros, cuello, glúteos, codos, cadera, etc. En todo caso, este criterio fue inicialmente adoptado como forma de "definición de caso", razón por la cual el diagnóstico requiere de una evaluación minuciosa por parte de un médico especializado en enfermedades reumáticas (reumatólogo).
No existen pruebas de laboratorio disponibles para realizar el diagnóstico de la fibromialgia. El diagnóstico es clínico y se establece por exclusión de otras patologías y por la presencia de síntomas y signos característicos.

La fibromialgia se confunde frecuentemente con otros padecimientos reumáticos diferentes como el Lupus Eritematoso, el Síndrome de fatiga crónica, deficiencia de vitamina D o B12, la Polimialgia Reumática o el Síndrome de Sjögren; por lo cual el diagnóstico diferencial es fundamental para el futuro del paciente, pues tanto el enfoque diagnóstico, como pronóstico e incluso terapéutico, son diferentes para cada padecimiento.
No se sabe con certeza cuál es su origen aunque parece ser una hiperactividad del sistema nervioso neurovegetativo: una parte del sistema nervioso que controla, con mecanismos reflejos, numerosas funciones del organismo como la contracción muscular. Esta hiperactividad es el resultado de una carencia de serotonina, sustancia que se produce a nivel cerebral y que, además, es muy importante en la regulación del dolor y del bienestar. En este sentido, el Yoga puede tener un papel fundamental ya que sus efectos aumentan el flujo de energía vital, relajando la estructura muscular y facilitando la mejora del funcionamiento de los órganos internos.
Se ha comprobado que son las mujeres, a partir de los 35-40 años, quienes sufren con mayor frecuencia de fibromialgia. Hay, por lo tanto, una influencia importante de factores hormonales; las mujeres en edad premenopáusica, son el rango de población con mayor riesgo. Por otra parte, se han detectado también que situaciones de estrés como las tensiones familiares, las discusiones o la incapacidad de afrontar las dificultades cotidianas, son otras de las causas desencadenantes de la enfermedad. El Yoga propone diferentes técnicas de percepción del propio cuerpo encaminadas al control de los procesos que implican cambios psicofísicos.

Uno de los objetivos más importante de la práctica yóguica, trata de poner en marcha un "proyecto de realidad" encaminado a tomar conciencia objetiva de lo que ocurre tanto dentro de uno mismo como en todo lo que forma parte del contexto de vida real de una persona, para, progresivamente, desarrollar los mecanismos de equilibrio y serenidad que permiten, por un lado, el desbloqueo físico, la distensión muscular, la mejora del sistema respiratorio, endocrino...; y por otro, la expansión psíquica, el control de las emociones, la mejora del sistema nervioso y, en general, la armonía y la salud mental.

Los mecanismos implicados en la Fibromialgia atañen a todos los aspectos de la vida. "Mialgia" significa dolor muscular y "fibro" hace referencia a tejidos fibrosos, es decir, tendones y ligamentos. Si partimos de la base de que esta enfermedad pone en tensión continua los músculos de todo el cuerpo, especialmente los localizados en el cuello, espalda y piernas, estaremos en disposición de comprender el alcance que dicha sensación puede tener, no solo en el cuerpo, sino en la mente y, como consecuencia, en la vida de quien lo padece.

El cansancio constante es la repercusión más inmediata que provoca la rigidez muscular generando estados de fatiga crónica que, a su vez, impiden el descanso adecuado y regenerador. Tengamos presente que la actividad onírica (el sueño) es una función indispensable para el buen funcionamiento del ser humano. Las técnicas de relajación y meditación de la tradición yóguica están encaminadas a la consecución de un estado total de relajación física y mental produciendo cambios importantes en el sistema nervioso y procurando la distensión y el descanso profundo de los músculos del cuerpo.

  Es fundamental tener en cuenta que los beneficios del Yoga son mayores cuanto más constante es la práctica. En el caso particular de los enfermos de fibromialgia, se impone una mayor fuerza de voluntad dada la fatiga y el cansancio constante que padecen, así que, se aconseja siempre una inmersión progresiva y el apoyo persistente del profesor de yoga teniendo en cuenta las características individuales.
 Veamos los aspectos fundamentales en que incide la práctica del Yoga:
• La respiración diafragmática que consiente y asegura la atención y la concentración necesaria para encontrar el punto que permite la "no acción" y la eliminación de la rigidez: relajación del cuerpo y la mente.

 • La relajación Muscular que reduce la hiperactividad neurovegetativa. Durante el relax, el cerebro emite ondas alfa que facilitan la calma y permiten un trabajo interior profundo. Puede activarse la "conciencia testigo" que en Yoga se utiliza como medio de observación y percepción externa para generar una actitud de aceptación.
 Este ejercicio es fundamental a la hora de combatir el dolor porque no olvidemos que la mente domina las funciones de todo el cuerpo. La respiración yóguica permite un control consciente de las frecuencias cerebrales. Según algunos estudios electroencefalográficos realizados durante el sueño de un paciente fibromiálgico, éste mantiene una actividad similar a las ondas en frecuencia de alerta (beta). El ejercicio que permite permanecer y desarrollar ondas alfa es una de las ayudas más importantes que el Yoga propone para esta enfermedad.
• El ejercicio físico. Sobre este punto, las técnicas yóguicas tienen mucho que decir. Es evidente que si hablamos de una enfermedad cuyo primer síntoma relevante es la tensión muscular, el sentido común nos dice que una actividad que aumente dicha tensión, se verá, rápidamente, como un empeoramiento de las manifestaciones de rigidez. Esto es todavía más extremo en el caso de las personas con fibromialgia ya que el aumento de tensión muscular provoca en ellos una disminución de riego sanguíneo y, por lo tanto, un déficit de oxígeno y una menor capacidad de soportar el esfuerzo. Por otra parte, la inmovilidad total sería causa de atrofia progresiva de articulaciones y músculos así como de aumento del dolor.

El ejercicio que propone el Yoga se revela ideal en esta situación. En Yoga, cada movimiento y estiramiento se producen desde la relajación y son acompañados por una respiración que, a su vez, ayuda en dos direcciones: hacia la actividad y hacia la distensión total del músculo. Es la actividad vivida desde la relajación. Esto exige comenzar desde cero, es decir, aprendiendo a relajar y a respirar para después ir introduciendo suaves ejercicios que consientan progresar adecuadamente.

• La reeducación de la mente a través de la meditación. Las técnicas de concentración y percepción tienen como objetivo evitar los factores agravantes. Estos factores se refieren, sobre todo, a la influencia que tienen sobre la psique del paciente las tensiones normales o excepcionales de la vida.

• La canalización y el control de las alteraciones psicológicas causadas por los cambios que la enfermedad produce en la persona. Mediante el aprendizaje de la respiración consciente y la relajación, así como de un ejercicio que permita volver a recuperar la elasticidad y la capacidad de esfuerzo, el paciente puede lograr estados de serenidad que repercuten en la distensión total de los músculos del cuerpo, reconducen las emociones y, al fin, proporcionan una calidad de vida mayor.

 Es fundamental la actitud y el deseo de recuperación como también es muy importante comprender la enfermedad y aprender a convivir con ella. La contribución del Yoga como apoyo terapéutico es reconocida y ampliamente probada. Se trata de comenzar dando el primer paso dentro de uno mismo; hacer visible aquello que es invisible y poner en marcha los mecanismos que rompen el circulo vicioso dolor-tensión-miedo-dolor. Las herramientas que propone el Yoga llevan a cambios que son dirigidos por uno mismo, graduales y tremendamente dulces.

 Práctica Yóguica
La práctica que se propone tiene varias fases. Se pueden ir adoptando en la medida  en que cada persona se sienta preparada. Es muy importante marcarse un objetivo. Ese objetivo debería contener el paso de una fase a otra progresivamente y el número de veces a realizar cada ejercicio. Por ejemplo: la primera semana alguien puede limitar la práctica a la fase nº1: aprender a respirar y controlar la respiración. Cada día puede ir aumentando el tiempo hasta llegar a respirar conscientemente durante 5/7 minutos. La segunda semana, una vez que la respiración se controla, puede probar la relajación: mantiene ya los 5 minutos de la primera fase pero además prepara la segunda y aumenta el tiempo de ésta de una día para otro. La relajación puede llegar a durar incluso 15 minutos. Cuando se está preparado, pasa a la tercera fase y sucesivas.

Lo mejor, sin duda, es la ayuda de un buen profesor de Yoga con el que instaurar una relación individualizada. No es aconsejable acudir a un centro e integrarse en las clases habituales que impartan porque, normalmente, están diseñadas para personas sanas y exigen un esfuerzo que, aunque se controla con la relajación y la respiración y forma parte de la práctica, se presenta, en principio, perjudicial para comenzar en los casos de personas con fibromialgia.

 El yoga alivia los tan dolorosos síntomas de la Fibromialgia .
“Una milenaria disciplina resulta ser una gran aliada a la hora de combatir la fibromialgia ya que practicar ejercicios de yoga alivia los síntomas de esta patología.”
A dichas conclusiones llegó un estudio realizado por la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon (Estados Unidos). "Investigaciones previas sugieren que el tratamiento más exitoso para la fibromialgia incluye una combinación de medicación, ejercicio físico y el desarrollo de las habilidades psicológicas necesarias para tolerar la enfermedad. En nuestro estudio nos enfocamos en el yoga para determinar si puede ser considerado un tratamiento recomendable y hasta qué punto puede ser beneficioso", dijo James Carson, uno de los autores.
Aunque no se conoce una cura el tratamiento alivia los síntomas. La terapia para la fibromialgia generalmente incluye medicamentos, actividad física, alimentación equilibrada y ayuda psicológica para aprender a lidiar con los síntomas.
El Bikram Yoga y sus beneficios para el colesterol 1_0.jpg
Para averiguar el rol del yoga como posible aliado contra la enfermedad, los autores trabajaron con 53 mujeres con fibromialgia. La mitad de ellas realizaron yoga durante dos meses, por lo cual hicieron posiciones suaves, meditaron, se concentraron en la respiración y formaron grupos de discusión. El segundo grupo recibió la medicación de rutina para esta patología.
Pasadas las ocho semanas los autores realizaron pruebas físicas y presentaron un cuestionario a las voluntarias, para observar los resultados de las clases de yoga. Carson notó que esta disciplina alivió considerablemente varios de los síntomas graves de la fibromialgia, como el dolor, la fatiga, los trastornos del sueño, la depresión, los problemas de memoria y la ansiedad. Por ese motivo, la calidad de vida de las mujeres mejoró mucho.

"Probablemente los resultados fueron exitosos gracias al fuerte compromiso de las voluntarias, que no faltaron a las clases y mostraron una muy buena predisposición a practicar yoga también en su casa. Considerando estos hallazgos, creemos que se deben realizar más estudios que avalen el uso de esta disciplina como terapia", dijo el especialista.
El Yoga es beneficioso para Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica
 Las personas con fibromialgia (FM) y síndrome de fatiga crónica (SFC) en general tienen dificultad para realizar ejercicios.  Estos pueden drenar toda nuestra energía y causar otros síntomas o crisis. Debido a esto, los médicos recomiendan cantidades moderadas de ejercicio suave.

El yoga es una de las formas más comúnmente recomendada de ejercicio para FM y SFC, ya que es una buena y suave forma para estirar el cuerpo y relajar músculos tensos y articulaciones. Además ayuda con el equilibrio y la fuerza, y a medida alcances niveles más avanzados, puede llegar a proporcionar un entrenamiento cardiovascular.

Algunas personas tratan el yoga como un ejercicio, pero cuando se hace de la manera tradicional, que enfatiza la respiración controlada y la conciencia, también puede ayudarte a relajar, calmar y enfocar tu mente, y hacerle frente a los trastornos emocionales.
Algunos estudios han demostrado que las personas con fibromialgia pueden beneficiarse del yoga. Aunque han sido estudios pequeños, han demostrado mejoras en el dolor, la fatiga, el estado de ánimo, la funcionalidad, la aceptación y la capacidad para afrontar esta condición. Un estudio publicado en 2011 sugiere que el yoga aumenta el cortisol, la hormona del estrés, que a menudo presenta desregulación en personas con fibromialgia.

Algunos expertos afirman que el yoga proporciona más energía al cuerpo de la que toma, lo que lo hace ideal para condiciones relacionadas con fatiga.
Muchas personas piensan que el yoga es solo estiramiento. Pero mientras que el estiramiento está ciertamente involucrado, el yoga trata realmente acerca de la creación de equilibrio en el cuerpo mediante el desarrollo de la fuerza y ​​la flexibilidad. Esto se logra a través de la realización de poses o posturas, cada uno de las cuales aporta una serie de beneficios físicos.

Las posturas se pueden hacer rápidamente en sucesión, creando calor en el cuerpo a través del movimiento (yoga estilo vinyasa) o más lentamente para aumentar la resistencia y perfeccionar el alineamiento de la pose. Las posturas son una constante, pero el enfoque hacia las mismas varía según la tradición en la que el maestro haya sido entrenado.

 Como empezar
Al iniciar el yoga, al igual que al iniciar cualquier rutina de ejercicios, primero debes consultar con tu médico para asegurarte de que no representa riesgos para tu salud. Una vez que tengas el ok del doctor, lo mejor es proceder muy lentamente. Prueba una o dos poses sencillas por día y presta mucha atención a cómo te hacen sentir. Una vez que estés seguro que el yoga no está exacerbando tus síntomas, entonces puedes comenzar lentamente agregar más poses.

Para contrarrestar el malestar post-esfuerzo, en lugar de añadir más poses a una sola sesión, puedes añadir una segunda sesión al día. Al trabajar en periodos cortos con períodos largos de descanso entre ellos, es posible que seas capaz de lograr más, sin provocarte malestar.

Debido a que vas a comenzar muy lentamente, es probable que desees hacerlo por tu cuenta o con un instructor personal (si tienes la posibilidad). Si estás realizando un programa auto-guiado, asegúrate de entender completamente las posturas antes de intentarlas, y asegúrate de comenzar con las más sencillas, especialmente aquellas que se realizan tendidos sobre el suelo. A medida que añades posturas verticales o de pie, ten en cuenta que muchas personas con FM o SFC son propensas a marearse, especialmente al ponerse de pie. Si te enfocas principalmente en posturas que sean acostados, sentados o de pie en una posición muy estable, debes ser capaz de mantener esta postura sin que sea un problema y a la vez, evitar lesiones por caídas provocadas por mareos.

Aunque se trata de una práctica milenaria, ha sido en los últimos años cuando el yoga ha empezado a despuntar por sus posibles efectos beneficiosos sobre la salud de las personas que sufren fibromialgia. Ahora, un nuevo estudio, publicado en 'Journal Pain', confirma que esta actividad puede aminorar el dolor en un 24%, la fatiga en un 30% y la depresión en un 42%.

Estos son algunos de los síntomas que caracterizan a la enfermedad. "Las afectadas (la mayoría son mujeres) padecen dolor crónico en el aparato músculo esquelético y tienen síntomas muy variados: cansancio, alteraciones del sueño, pérdida de concentración y de memoria, ansiedad, tristeza, incapacidad física... También les suele doler la cabeza y pueden tener taquicardias. Es una enfermedad multi-sintomática y, de alguna manera, todos los órganos se muestran afectados", expone Javier Rivera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología.

Según los autores de esta investigación, de la Universidad de la Salud y Ciencias de Oregón (EEUU), "dirigimos este estudio para determinar si practicar yoga debería considerarse como tratamiento indicado en este tipo de pacientes".
La investigación se centró en 53 mujeres con fibromialgia. De forma aleatoria, se dividieron en dos grupos. Uno participó durante ocho semanas en un programa de yoga, lo que incluía "meditación, ejercicios de respiración y de flexibilidad". El otro grupo recibió la medicación estándar para paliar los síntomas de la fibromialgia.
Después de comparar el 'antes' y el 'después' de cada participante y los resultados entre ambos grupos, los investigadores observaron que el yoga combatía significativamente un gran número de síntomas propios de la fibromialgia. Por ejemplo, comentan los responsables de este trabajo, "redujo las alteraciones del sueño en un 23,9%; la depresión, en un 41,5%; la pérdida de memoria, en un 25,2%; la ansiedad, en un 42,2%".

Como señala Javier Rivera, en estos pacientes no sólo es importante el tratamiento farmacológico (analgésicos, antidepresivos y anticomiciales), también "les recomendamos ejercicio. Cuanto mejor esté el paciente físicamente, mejor aguantará el cansancio". Además, el apoyo psicológico les será de gran ayuda. "Al ser una enfermedad crónica, hay que enseñarle una serie de técnicas para vivir con la enfermedad y afrontar el día a día".

Practicar yoga tiene una doble faceta: la física y la relajación. Según estudios anteriores, matiza el doctor Rivera, "los ejercicios de flexibilidad no han demostrado eficacia de forma aislada (el deporte aeróbico sí transfiere mejoría). Lo que realmente mejora a estos pacientes son las técnicas de relajación, que reducen de forma significativa el dolor".
FUENTE
http://www.encuentrosdeyoga.com/articulo5.htm
http://jovenesdeltercermilenio.blogspot.com.ar/2012/05/fibromialgia-el-yoga-alivia-los-tan.html
http://fibromialgico.blogspot.com.ar/2011/08/la-yoga-es-beneficiosa-para.html
http://www.integralcentremedic.com/376_1104_LM_Fibromialgia_y_yoga.pdf
http://centroganesha.com/2008/02/fibromialgia-y-kundalini-yoga-como.html
http://www.complejob.net/2012/06/fibromialgia-causas-sintomas-y.html
http://uncafecito.bligoo.cl/fibromialgia-y-el-tratamiento-multidisciplinario

Sinopsis: La fibromialgia es una afección crónica relacionada con la artritis y caracterizada,entre otros síntomas,por dolor y rigidez musculares crónicos,sensibilidad de los tejidos blandos,cefaleas,mareos,náuseas, trastornos cognitivos,fatiga y trastornos del sueño.Shoosh Lettick Crotzer presenta la alternativa del yoga para abordar estos síntomas.Su programa global de veintiséis posturas de yoga ilustradas,técnicas respiratorias y sesiones de visualización y relajación guiadas pueden practicarse a cualquier edad y con cualquier experiencia del yoga.

Datos del libro

  • Editorial: TUTOR
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Año edicón: 2010
  • Plaza de edición: MADRID


  

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