16 septiembre 2011

EL YOGA COMO MEDICINA NATURAL

LA IMPORTANCIA DEL YOGA EN EL PLANO DE LA SALUD

Las técnicas psicofisiológicas y psicomentales del yoga, sus procedimientos naturistas, sus orientaciones muy concretas sobre el descanso, la alimentación, el ayuno, el sueño y la actividad, lo convierten en la más antigua medicina natural. Sus técnicas pueden ser utilizadas tanto preventiva como terapéutica y recuperativamente, tanto en el ámbito somático como en el psíquico.

Aunque jamás el yoga fue concebido como una terapia propiamente dicha, la experiencia ha evidenciado que sus técnicas psicosomáticas benefician enormemente el cuerpo y la mente y previenen contra innumerables trastornos, aumentando también la capacidad de resistencia del sistema inmunitario. Como método de relajación y tranquilización es insuperable, y la práctica combinada de los yogas físico y mental es de enorme efectividad para coordinar armónicamente la unidad psicosomática y mejorar las conexiones del cuerpo con la mente.
El yoga juega un destacado papel tanto en el campo de la salud corporal como en el de la salud mental. Las técnicas de estiramiento, de control de la respiración, de relajación, de dominio neuromuscular y de limpieza propias del yoga físico (hatha-yoga) resultan de gran eficacia para prevenir artritis, artrosis, distintos tipos de reuma, ciática, lumbago, asma, infarto de miocardio, bronquitis, trastornos de la espina dorsal, trastornos circulatorios muy diversos, varices, estreñimiento, dispepsia, insomnio, gastritis, ansiedad, angustia y diversos desórdenes psíquicos. El yoga físico es excepcionalmente ansiolítico y sus técnicas sedan el sistema nervioso autónomo.


Por su parte, las técnicas de concentración, meditación y autoconocimiento favorecen la armonía psíquica, resuelven conflictos internos, tranquilizan la mente y las emociones y previenen contra desórdenes emocionales.
El hatha-yoga puede ser de gran auxilio para minusválidos, invidentes, niños con desórdenes psíquicos o mentales, alcohólicos y drogadictos en periodo de recuperación.


La práctica del yoga favorece tanto a niños como a ancianos. Los primeros encontrarán en el yoga (como señalo en mi obra Yoga para niños) un medio excelente para conocer vivencialmente su cuerpo y armonizarlo, favoreciéndose asimismo el crecimiento, tranquilizando las emociones e integrando la mente. El yoga además previene contra desórdenes emocionales propios del niño y el estrés escolar. Las posturas, los ejercicios respiratorios y la relajación van a favorecer todos sus sistemas orgánicos y de manera muy importante el nervioso y el osteo locomotor; aumentarán la capacidad respiratoria y la oxigenación de los tejidos e influirán muy beneficiosamente sobre el sistema nervioso y el endocrino.


La doctora Ángela Corral considera muy eficientes las técnicas del yoga psicofísico y del yoga mental «para combatir las perturbaciones físicas, psicológicas y sociales que pueden confluir en el adolescente». En cuanto a las personas mayores, el yoga les favorecerá en sumo grado, refrenando por un lado el envejecimiento del aparato locomotor y manteniendo la musculatura más flexible y tonificada, y proporcionando, por otro, actitudes favorables para sentirse mejor con uno mismo y poder superar más fácilmente el sentimiento de soledad, el insomnio y los trastornos propios de la edad avanzada.


Por su carácter benéfico, las técnicas del yoga fueron incorporadas a la más antigua y tradicional medicina de la India, el ayurveda, pues dichas técnicas equilibran todos los principios vitales en el cuerpo.



 El yoga concede gran importancia a las fuentes de energía vital (prana), siendo las más primordiales:
. La respiración

. La alimentación


. El descanso (que incluye la relajación)
. El sueño

. Las impresiones mentales
 Cuanto más regular y armónica sea la respiración, más pura la alimentación, más adecuado el descanso, más reparador el sueño y más sanas y positivas las impresiones mentales, más energía estará a disposición de la persona.
Otras fuentes notables de energía son: la práctica del yoga físico, la meditación, el contacto con la naturaleza, las relaciones fecundas con las otras criaturas, la creatividad y el cultivo de emociones saludables como amor, benevolencia, compasión, contento, sosiego, ecuanimidad y otras.
Así como las emociones insanas son tóxicos que también perturban el organismo, las sanas son bálsamos para la mente y el cuerpo. Por ello se insiste en el yoga en la necesidad de suscitar, fomentar y cultivar pensamientos y emociones positivos.


A una de mis preguntas, el doctor Gharote, de la India, respondió: «El hatha-yoga dispone de una amplia variedad de técnicas psicofísicas que tratan de conducir al practicante a un estado de equilibrio psicofisiológico. Estas técnicas son lo más apropiado para el hombre moderno, que está bajo un gran estrés y tensiones de muy variada naturaleza. Proporcionan a la persona resistencia psicofisiológica, lo que representa un elevado porcentaje de posibilidades para mantener en buen estado la salud. La práctica de estas técnicas también aumenta el bienestar físico y mental».
Por su parte, el doctor Karambelkar, en comunicación personal, me dijo: «La práctica de las técnicas del hatha-yoga puede beneficiar al hombre en sus problemas de salud de diversas  maneras. En primer lugar, sirve de sistema profiláctico muy eficiente, y yo pienso que, desarrollando las múltiples resistencias naturales, puede incluso ser útil para prevenir la incidencia de enfermedades infecciosas. Puede en general curar muchos, si no la mayoría, de los desórdenes funcionales de origen psicosomático. Las posturas, las técnicas de control muscular y algunos procesos de limpieza pueden curar muchos desórdenes crónicos y difíciles desequilibrios endocrinos».
Son muy interesantes las palabras de otro gran investigador de yoga, el doctor Bhole, al que he entrevistado en la India en distintas ocasiones y que especifica: «La práctica de las técnicas del hatha-yoga puede ayudar al practicante a influir sobre su sistema nervioso autónomo, sobre el equilibrio endocrino, la conducta y la perspectiva de la vida, siempre y cuando se practique a la luz de los principios yóguicos y no como meros ejercicios».
 FUENTE: "EL GRAN LIBRO DEL YOGA" de RAMIRO CALLE
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