Los medios de movilidad de que el mundo actual se vale son ferrocarriles, vapores, aviones, etc., pero los Yoguis afirman que mediante la cultura yóguica les es posible reducir el peso del cuerpo
al punto que pueden volar por el espacio a cualquier distancia y en un solo instante.
Los Yoguis pueden preparar un ungüento mágico el cual, aplicado a sus pies, les da poder para atravesar cualquier distancia de la tierra en corto espacio de tiempo. Pueden volar mediante la práctica de la Kechari Mudra, la que se logra por el alargamiento de la lengua hasta las aberturas nasales posteriores, y por la conservación en su boca de una píldora mágica que los capacita para trasladarse hasta cualquier lugar en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando sentimos ansiedad por saber qué es lo que están haciendo nuestros parientes ubicados en lejanas tierras, recurrimos a la correspondencia, los telegramas ordinarios o urgentes, etcétera, pero los Yoguis sostienen que ellos pueden, mediante la meditación (Dhyana), saber cuanto sucede en otras partes del mundo, por la proyección de sus mentes o bien por el viaje mental a distancia, operación que les demanda sólo unos segundos.
El Yogui Lahiri, cuyo Samadhi perdura aún en Benares, viajó a Londres por este procedimiento para conocer el estado de salud de la esposa de su superior .
Si deseamos oír a un amigo desde larga distancia, el mundo material nos provee de teléfonos y la telegrafía sin hilos, pero los Yoguis afirman que, usando sus poderes, les es posible oír lo que
fuere desde cualquier distancia, así sea la voz de Dios mismo u otros seres invisibles del firmamento.
En la actualidad, cuando un hombre se halla enfermo, recurrimos a médicos, medicinas, inyecciones, etc., mas los Yoguis aseguran que, mediante una simple mirada, tacto o la recitación
de Mantras, no sólo pueden curar una enfermedad, sino volver a la vida a un muerto.
Estos Yoguis, por persistentes esfuerzos de concentración, logran poderes conocidos con el nombre de "Siddhis", y a los poseedores de tales Siddhis se los denomina "Siddhas".
El proceso por el cual los citados Siddhas obtienen los Saddhis se llama Sadhana.
Por la práctica de las Asanas se puede controlar el cuerpo físico y, mediante el Pranayama, el cuerpo astral, o sutil o Linga Sharira.
Debido a que existe una estrecha conexión entre el aliento y las corrientes nerviosas, por el control de la respiración obtenemos también el de las corrientes vitales internas.
El Pranayama ocupa un lugar preponderante en las religiones hindúes. Los Brahmacharis y los Grihastis deben practicarlo tres veces por día: por la mañana, al mediodía y por la tarde,
durante el Sandhya en sus adoraciones diarias, al punto que esa práctica precede a cada acto religioso de los hindúes. La realizan antes de comer, beber y antes de resolverse a la ejecución de cualquier acto. Es entonces cuando la naturaleza de sus determinaciones debe ser claramente expuesta y situada ante sus mentes. Tales prácticas, al preceder cada impulso de la voluntad, aseguran a ese esfuerzo el éxito ya la mente el resultado deseado.
Podemos citar aquí casos de memoria practicados por Yoguis hindúes, derivados de la llamada concentración sobre un centenar de cosas: La Sadavadhana. En este caso y por diferentes personas, son formulados al Satavadhani o concentrador cien preguntas en rápida sucesión; otras personas ponen a prueba la memoria del ejecutor y otros hay que prueban sus habilidades sin darle
tiempo alguno a la confrontación de las preguntas formuladas.
El ejecutor empieza reproduciendo en cualquier forma las preguntas formuladas y dando sus correspondientes respuestas.
Generalmente, esto se lleva a cabo en tres turnos y se da en cada uno de ellos una parte de la contestación correspondiente a cada pregunta, para continuar recién cuando se la deja de lado para
pasar a la pregunta siguiente.
Si las preguntas se refieren a problemas de matemáticas, en cuyo caso es menester dar la solución, el ejecutor evacua la consulta de inmediato. Esta facultad de concentración mental es a menudo exhibida. no sólo en relación con el intelecto, sino con los cinco sentidos. Se pueden señalar al Avadhani una cantidad de campanas cuyos diferentes sonidos retendrá mentalmente, como
asimismo una cierta cantidad de objetos de forma y color similar, irreconocibles alojo del hombre común, los que él podrá clasificar sin dificultad; al punto que, si éste se encontrara ocupado en otras cosas ya una de las citadas campanas se la hiciera sonar, o le fuese exhibido uno de los objetos, le sería posible mencionar la característica de la campana y el número de los objetos mostrados.
De igual manera es puesta a prueba su agudeza de tacto.
Tales hechos de memoria se deben al entrenamiento de los Yoguis en sus prácticas diarias del Pranayama.
Podríamos definir al Prana como la más maravillosa fuerza vital existente, la que deviene visible en el plano físico como movimiento y acción, y en el mental como pensamiento. Por esto, el
Pranayama significa la sujeción de las energías vitales. Pranayama es el control de la energía vital que actúa en el sistema nervioso del individuo, mueve los músculos y da al practicante la facultad de percibir las impresiones de los objetos externos y escrutar sus pensamientos introspectivos.
Esta energía es de tal naturaleza que puede ser considerada la "vis viva" del organismo animal y, precisamente, el objetivo de los Yoguis es el control de esta fuerza mediante el Pranayama.
Por esto, él que conquistare tal fuerza será no sólo el conquistador de su propia existencia, sino del Universo todo, por cuanto el Prana es la verdadera esencia de la vida cósmica, el principio sutil causante del desarrollo del Universo en su presente forma y el que lo impulsa hacia su meta final.
Para el Yogui, el Universo es su cuerpo, y la materia que compone a éste, igual a la que se desarrolla en aquél. La fuerza que pulsa a través de sus nervios no es diferente a la que vibra en el Universo. De esto se infiere que la conquista del cuerpo significa la conquista de la Naturaleza.
De acuerdo con la filosofía hindú, la Naturaleza está compuesta de dos substancias principales: el Akasa o éter y el Prana o energía. Podríamos decir, estableciendo correlaciones con la ciencia moderna, que es análogo a materia y fuerza.
Todo lo que en este Universo posea forma o tenga existencia material, proviene de la Omnipresente y Omnipenetrante materia sutil llamado Akasa.
El Universo, líquido, sólido y gaseoso, constituido por nuestro sistema solar y los millones de vastos sistemas iguales al nuestro; en suma, toda clase de existencia susceptible a convertirse en un mundo "creado", es producto de este sutil e invisible Akasa y habrá de retornar a su punto de origen al término de cada ciclo.
Del mismo modo, toda clase de fuerzas de la Naturaleza conocidas por el hombre como gravitación, luz, calor, electricidad, magnetismo; las que pueden ser agrupadas bajo el nombre genérico de "energía" ; creación física, corrientes nerviosas, y las conocidas como fuerzas animales: pensamiento y otras fuerzas intelectuales, se las considera como manifestaciones del Prana cósmico.
De Prana surgen a la existencia y en Prana, finalmente, cesarán.
Todo tipo de fuerza de este Universo, física o mental, tiene su origen en este Prana, Allí no existe nada nuevo, excepto los dos factores mencionados, en alguna de sus formas.
La conservación de la energía y la de la materia, son las dos leyes fundamentales de la Naturaleza. Una nos enseña que la totalidad del Akasa que forma el Universo es constante; mientras que la otra expresa la suma total de la energía que vibra en el Universo y que es también constante.
Al fin de cada ciclo las diferentes clases de energía entran en reposo y devienen potenciales; del mismo modo el Akasa deviene indiferenciado; pero al principio del ciclo siguiente las energías parten de nuevo y actúan sobre el Akasa envolviendo a las distintas formas.
Es así que, cuando esto se produce, el Akasa cambia, convirtiéndose en denso o sutil, y por consiguiente se produce en el Prana un cambio similar .
El Yogui considera al cuerpo humano como un microcosmos compuesto por el sistema nervioso y los órganos internos de percepción que representan el Akasa microcósmico; y las corrientes
nerviosas y de pensamiento, por analogía, el Plasma microcósmico.
Por esto es que el Yogui procura lograr el más elevado conocimiento y la conquista del Universo mediante la comprensión y control de dichas energías.
De ello se desprende que, quien se hallare en posesión del Prana, habría alcanzado el corazón mismo de la actividad y la vida cósmica; más aún, el que hubiere conquistado y controlado
esta verdadera esencia, no sólo habrá subyugado a su propio cuerpo y mente, sino también al cuerpo y mente de éste Universo.
Por esto el Pranayama o control del Prana es el medio por el cual el Yogui trata de realizar en su pequeño cuerpo la totalidad de la vida cósmica y alcanzar la perfección mediante el logro de los poderes de este Universo.
Cabe destacar, entonces, que los diversos ejercicios y entrenamiento tienen una finalidad.
Entonces, ¿por qué demorar? Las demoras significan agregar sufrimiento y miserias.
Apresurémonos, luchemos con más intensidad hasta que el éxito corone nuestros afanes y trascendamos la vasta hendidura del tiempo.
¡Que alcancemos la meta en este cuerpo ahora mismo!
¿Por qué no lograr prestamente el conocimiento infinito, la paz infinita, la felicidad infinita y el poder infinito?
La solución del problema reside en la enseñanza del Yoga.
La totalidad de esta ciencia tiene ese único punto de vista y finalidad, que capacita al hombre para cruzar el océano de Samsara, aumenta su poder, desarrolla su conocimiento, prodiga la Inmortalidad y la Vida Eterna.
¡Om Santi !
Gracias.
ResponderEliminarOm namah Shivaya. Babaji. Krishna. Jesús.