18 agosto 2011

TERAPIA CON SONIDOS

Cuencos Tibetanos
 El Universo está compuesto por átomos y hasta una roca está íntegramente formado por partículas en continua vibración. Según como se combinen entre sí producirán distintos tipos de energía vibrante, que se organizan en ritmos y ciclos.
Estamos inmersos en un mundo de energías que se manifiestan ante nosotros de diferentes modos. Esa energía emite diferentes vibraciones. Nuestros receptores pueden decodificar algunas en colores, sonidos, gustos, calor, frió, aromas…. Y hay otras que nos atraviesan de todas formas, influyéndonos.
La naturaleza tiende a vibrar en armonía desde sus conformaciones más pequeñas e invisibles, hasta lo más grande, como el sistema cósmico e interplanetario.
Desde tiempos remotos, el hombre trato de explicar este orden armónico del universo. Observo cómo todo se da en ritmos y ciclos, que se repiten en un orden consecutivo y dinámico. Ciclos que involucran el funcionamiento de cada partícula del cosmos.
En el ser humano observamos el ritmo cardiaco, el de la respiración, el digestivo, el del sueño y vigilia. O más amplio, las etapas de nacimiento, crecimiento, madurez, vejez, muerte. Las divisiones que el hombre le dio al tiempo, desde segundo, minuto, hora, día, semana, mes, año, siglo …
Observó cómo en la Naturaleza, en el crecimiento de las plantas, en el movimiento de los astros, se daban estos ciclos y les llamo de "Proporción áurea".
Llego a la conclusión de que somos todos similares, aunque también somos individuos. Somos proporcionados en nuestras medidas y formas. Que esa relación armónica tiene que ver con nuestra vida.
Luego, desde cada disciplina sistemática se dio una explicación y comprobación de ella. En Matemáticas, Fibonacci, explico el crecimiento en la naturaleza en relación armónica a través de la siguiente secuencia numérica 1-1-3-5-8-13-21-…. (cada numero de la serie es la suma de los dos anteriores).Desde la Geometría se lo explico con el Rectángulo mágico, desde donde nace la forma perfecta de la elipse.En Arquitectura, los griegos construyeron todos sus edificios y monumentos tomando en cuenta estas proporciones, ya que basaban su filosofía en la armonía del hombre con todo su entorno. Pitágoras creo la escala musical teniendo en cuenta esta proporción aurea por lo que se explica cómo es que el sonido y el fenómeno musical influyen en el hombre y son ampliamente terapéuticos.
El sonido es una parte integral de nuestras vidas. Desde antes de nacer el ser humano ya está rodeado de sonido: los latidos cardiacos de la madre, los de su respiración, y una primera experiencia amortiguada del mundo exterior. Vivimos en un mundo de sonidos. Sonidos que se oyen y otros que no. Sonidos musicales y caóticos. Sonidos familiares y extraños. Sonidos agradables y sonidos inquietantes. Sonidos que destrozan y sonidos que curan. El sonido se genera como un movimiento vibratorio de partículas y de objetos. Las vibraciones que producen el sonido, representan una energía que se encuentra en toda la naturaleza, no solo en nosotros y en nuestro mundo, sino mucho más allá, en las regiones de los satélites, las estrellas y el universo.
A escala cósmica, el sonido es una fuerza universal e invisible, capaz de producir cambios profundos a muchos niveles (físico, emocional, espiritual)Si tomamos al cuerpo humano desde cada célula, tejido, órgano, hueso y la cantidad de líquido que lo conforma, y si sabemos que todo ello es vibración constante … cuando todo vibra en armonía podemos compararlo musicalmente con una sinfonía. Algo que suena agradable. Que está compuesto por estructuras distintas, con tempos distintos… pero que son parte de un todo. Pero este estado de armonía no es estático, sino totalmente dinámico e influenciable por el mundo interno (emociones, pensamientos, salud física) y externo (las vibraciones del resto de lo que lo rodea).
El sonido de los Cuencos Tibetanos está en concordancia con la Proporción áurea. Están afinados según la escala Pitagórica.
El sonido de los Cuencos Tibetanos y sus armónicos sirven para equilibrar los planos físico, mental y emocional.
Sus sonidos son puros, intensos y guardan un misterio particular capaz de transportar, a quien los escucha, a una experiencia difícil de explicar con palabras. Una experiencia para transitar y disfrutar con todo el cuerpo. Actúan despejando la mente, destrabando bloqueos emocionales.
Facilita, a la persona que los vivencia, encontrar un estado de relajación profunda. Poder desprenderse durante ese momento de los problemas cotidianos y con ayuda de ejercicios de respiración y con el sonido de los cuencos, tener la oportunidad de conectarse consigo. Es comparable a "hacer silencio" en cuanto a que éste sería un silencio de lo cotidiano para escuchar los propios sonidos y sensaciones.
Además del Baño SONORO (escucha de los sonidos de los Cuencos), hay otra modalidad terapéutica en el empleo de los cuencos, es el MASAJE SONORO o masaje vibracional. Es una técnica de armonización natural que actúa sobre los planos físico, emocional, mental y espiritual.
Los tonos de los cuencos crean un balance energético y sincronizan los hemisferios cerebrales, produciendo un centramiento. Los sonidos y vibraciones tienen la propiedad de modificar las ondas cerebrales favoreciendo los estados de relajación y meditación.
El sonido nos afecta por el principio de resonancia, por el que una vibración más intensa y armónica, contagia a otra más débil o disarmónica.
El masaje sonoro implica hacer sonar el cuenco muy cerca del cuerpo, o bien apoyarlo sobre este, para que llegue tanto el sonido como la vibración.
ANTECESORES DE LOS CUENCOS En Asia, el uso de objetos sonoros es muy antiguo. Por ejemplo, los emperadores chinos tenían derecho a las "piedras sonoras" más hermosas piedras duras, como el jade, que producen un sonido vibrante cuando se las golpea. El primer gran emperador reinó desde e12.000 a.C. Existen documentos de una cultura de la Edad de Bronce en China por el año 1.600 a.C., y hallazgos arqueológicos del norte de Tailandia sugieren que el bronce su usaba ya allí unos 2.000 años antes.
Dichos descubrimientos sólo muestran que se fabricaban artículos de bronce desde tan temprano, pero únicamente cuando se encuentren objetos más antiguos será posible decir con cuanta anterioridad en la historia se ha trabajado el bronce. Está claro que en el siglo VI a.C. China estaba muy avanzada en la manufactura de aleaciones de metal y en los trabajos con metales, con los que hacían campanas perfectamente templadas. Es difícil decir cuantas de estas campanas se fabricaron antes de esa fecha, hasta que nuevos descubrimientos nos lo permitan. Es obvio que ninguna cultura pueda repentinamente, de un día para otro, fabricar una campana templada que pese más de 45 Kg., dejando atrás una campana que produce dos tonos puros diferentes, dependiendo del lugar donde se la golpee. Debe haber una historia anterior. El estudio del sonido y los efectos de las vibraciones estaba tan avanzado en el siglo V a.C. que los llamados "cuencos fuentes" se hicieron en ese tiempo. Estos cuencos de bronce tienen unas formas y dimensiones muy específicas. Cuando uno de estos cuencos se llena con la cantidad de agua necesaria y las asas pegadas a un lado del cuenco se frotan de una forma determinada con la palma de la mano, una fuente de agua fluye, y se produce un sonido parecido a un canturreo. Los cuencos se utilizan todavía en Japón, por ejemplo, como campanas que reposan en el templo, pero sin el badajo. Están fabricadas con una aleación de un metal negro producen un sonido corto y más bien "seco". El sonido cantor de la aleación de varios metales se ha usado intensivamente en muchos gongos diferentes encontrados en Asia. El descubrimiento de que los objetos de metal producen sonidos se realizó en todo el mundo, y con toda seguridad, los cuencos pequeños de metal y con forma de casco se conocían ya en el 1.100 a.C.
El sonido de los cuencos y la Música ayudan para
  • Rápido logro de una relajación profunda
  • Suave masaje y armonización celular
  • Alivio del estrés y la ansiedad.
  • Mejora de la concentración.
  • Mejora de la creatividad.
  • Mejora de la visión (física, mental y espiritual).
  • Equilibrio de los hemisferios cerebrales.
  • Restablecimiento del equilibrio del sistema endocrino mediante la vibración de la hipófisis o pituitaria.
  • Fortalecimiento del sistema inmunitario.
  • Alivio de la sinusitis y los dolores de cabeza.
  • Estímulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.
  • Aumento de la energía por medio de la estimulación del líquido cefalorraquídeo
  • Equilibrio y limpieza de los chakras y del aura (y los órganos y glándulas correspondientes).
  • Limpieza del entorno.
  • Fácil acceso a la intuición y a la conciencia superiores.
  • Cómo se obtienen los cuencos tibetanos
Son unos cuencos metálicos que están realizados artesanalmente en una aleación de varios metales.
 Originalmente de siete metales sagrados; oro, plata, mercurio, cobre, hierro, estaño y plomo.  Tienen una forma y un temple especiales que les permite sonar al ser frotados en su borde con una vaqueta de madera. Producen una gama de sonidos armónicos o sobre tonos (un sonido fundamental del cual se desprenden otros más agudos que guardan una relación armónica entre sí) y tienen una sonoridad que perdura por largo tiempo expandiéndose por todo el ambiente, cambiando la vibración de su entorno.
 Los cuencos tibetanos se obtienen a partir de la aleación de los siete metales, los cuales cada uno de ellos simboliza a un planeta, así tenemos que:
Oro simboliza al Sol-Plata a la Luna-Mercurio a Mercurio-Cobre a Venus-Hierro a Marte-Estaño a Júpiter-Plomo a Saturno
Tambien existen bellos cuencos de cristal de cuarzo con un sonido unico.
Desde la antigüedad el sonido ha tenido un uso “terapéutico”, estimulando las emociones, transmitiendo mensajes ligados a diversos estados físicos y así poder conectarnos con la frecuencia sonora y entrar en la armonía de la música de los Planetas.
El sonido es la fuente de todas las cosas ya sean visibles o invisibles y todas las tradiciones religiosas lo consideran un medio para poner al espíritu en contacto con las esferas celestes o la llamada música de las esferas.
También los místicos de todos los tiempos han atribuido a la música un lugar preponderante, considerando al sonido como una fuente de inspiración para la meditación y una vía directa para acercarse a la divinidad.
Cuando un cuenco tibetano suena se crean fuertes vibraciones que se propagan y se van difundiendo por todo el cuerpo, removiendo y abriendo nuestra energía, por lo que se crea una concordancia entre el cuenco y su poseedor, esto hecho varias veces provoca un estado de unidad y profunda paz, llegando más allá del relajamiento, moviendo la energía eliminamos esa mala energía que tenemos y la reemplazamos por energía positiva. Al ser el cuerpo humano un conjunto de vibraciones y ondas, los órganos sanos vibran con la frecuencia justa y los enfermos tienen una frecuencia alterada que este sonido repara.
A la vez que alineamos nuestra conciencia con estos sagrados instrumentos, nos vamos introduciendo en el Universo sonoro para poder encontrar la ruta de acceso al orden armónico y natural de la vida. Esta repercusión nos beneficia para entrar en la frecuencia sanadora, nos sentimos integrados, armoniosos, nuestra vibración se vuelve fuerte, irradiada de las virtudes que moran en nuestra naturaleza, nos sentimos dichosos y en paz.
En el camino de nuestra armonización nos van cantando nuestra música interna, ayudándonos a centrarnos, a atravesar nuestras disonancias con los diferentes tonos y los distintos toques van moviendo la energía en la dirección adecuada con nuestro macrocosmos y así notaremos una sensación de bienestar físico y espiritual.
La vibración de los cuencos tibetanos estimula al cuerpo, ya que éste al entrar en sintonía con sus frecuencias armónicas le ayuda a encontrar por sí mismo sus propias frecuencias y guiado por estas vibraciones el cuerpo se une a las ondas vibratorias primordiales.
Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes. Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tíbet emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 – 480 a C.)
 •Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
 •Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria.
 •Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo.
 •Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro.
 •A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad.
 •Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro.Por eso es tan importante el sonido vibratorio de los cuencos tibetanos.
Sincronización de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro.
Para la mayoría de los adultos, el hemisferio izquierdo del cerebro es el más activo. Este se relaciona con el pensamiento lógico, las matemáticas y el análisis, y el centro del lenguaje. El hemisferio derecho maneja los sentimientos, las percepciones visuales, los sueños, la creatividad, la música, la sexualidad, la intuición y la espiritualidad. Idealmente, las dos mitades del cerebro están en armonía entre si. Muchos métodos alternativos, que van desde el trabajo con ejercicios de yoga, taichi, o la incorporación de la terapia con sonidos, apuntan a estimular el hemisferio derecho subdesarrollado, para que el equilibrio pueda restablecerse. La técnica de reequilibrio se puede incorporar en visualizaciones, en la relajación o simplemente como una practica aislada. La técnica en si consiste en golpear primero el cuenco 3 veces en la coronilla, luego 3 golpes en el lado derecho de la cabeza, 3 golpes al lado izquierdo y terminamos nuevamente con 3 golpes en la coronilla. Si la persona es una sola se trabaja directamente haciendo los movimientos reales con el cuenco, y si fuesen más de una se puede hacer que las personas trabajes visualizando el sonido ingresar a su cuerpo en el recorrido explicado anteriormente.
Los cuencos tibetanos son una bellísima herramienta que dentro de una clase de yoga se pueden utilizar tanto como complemento de meditación como de la relajación. Utilizando el sonido como una forma más rápida de hacer llegar a las personas a un estado de relajación o meditación profunda.
FUENTE:. http://www.enbuenasmanos.com/articulos
http://www.lasaludatualcance.com   
http://www.tibet.com.ar/CUENCOS.htm
http://www.mantra.com.ar
http://www.loscuencostibetanos.com.ar/
http://senderodeluz.blogspot.com
http://www.zonameditacion.com.ar
http://www.cuencostibetanos.com/


1 comentario:

  1. Hola!
    Por que no poneis los sonidos de los cuencos y la informacion de cuanto se deben escuchar y para que sirve su sonido?

    Saludos desde el Norte!

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